Los cables de categoría (Cat), una familia de cables Ethernet de par trenzado, son fundamentales para las redes de área local (LAN) cableadas, variando en rendimiento para satisfacer las crecientes demandas de ancho de banda y velocidad. Cat5e, el más extendido, soporta 1 Gbps a 100 MHz sobre distancias de hasta 100 metros, con una reducción mejorada de diafonía en comparación con el antiguo Cat5, lo que lo hace ideal para redes domésticas y de pequeñas oficinas. Cat6, diseñado para un rendimiento superior, duplica el ancho de banda a 250 MHz y soporta 10 Gbps hasta 55 metros, con relaciones de trenzado más estrictas y blindaje opcional (STP o FTP) para minimizar la interferencia en entornos concurridos, como oficinas con alta densidad de dispositivos. Cat6a (aumentado) extiende el soporte de 10 Gbps hasta 100 metros ampliando el ancho de banda a 500 MHz y mejorando el blindaje, adecuado para centros de datos y redes empresariales. Cat7 y Cat7a avanzan aún más, con anchos de banda de 600 MHz y 1000 MHz respectivamente, soportando 10 Gbps sobre 100 metros y 40 Gbps sobre distancias más cortas, empleando pares trenzados totalmente blindados (S/FTP) para una máxima resistencia a la interferencia electromagnética. Cat8, el más reciente, opera a 2000 MHz, permitiendo 40 Gbps hasta 30 metros, orientado a enlaces de alta velocidad en centros de datos. Todos los cables Cat dependen de los pares trenzados para cancelar la interferencia electromagnética, con más vueltas por pulgada para mejorar el rendimiento. La elección del cable depende de la aplicación: Cat5e es suficiente para necesidades básicas de gigabit, mientras que Cat6a o superior es necesario para garantizar la preparación de las redes frente a velocidades de 10 Gbps y superiores. La calidad de la instalación es crucial: exceder los radios de curvatura o una terminación incorrecta puede anular las mejoras de rendimiento, destacando la importancia de contar con instaladores certificados y conectores de alta calidad.