La monitorización del rendimiento de la BBU (Baseband Unit) es un proceso vital para mantener el funcionamiento óptimo de las redes de acceso radioeléctrico 4G/5G (RAN), e implica el seguimiento y análisis en tiempo real de métricas clave para detectar problemas, garantizar la calidad del servicio y planificar actualizaciones de capacidad. Las métricas críticas incluyen el rendimiento (datos procesados por segundo), que indica qué tan bien la BBU maneja el tráfico de usuarios; caídas en el rendimiento pueden señalar cuellos de botella en el procesamiento. La latencia, medida como el tiempo de ida y vuelta (RTT) entre la BBU y la red central o las unidades remotas de radio (RRU), es crucial para aplicaciones como URLLC (comunicación ultrarresistente de baja latencia), con umbrales generalmente establecidos por debajo de 10 ms. Las tasas de error, como la tasa de error de bit (BER) y la tasa de pérdida de paquetes (PLR), reflejan la integridad de la señal; picos pueden indicar interferencia o hardware defectuoso. Las métricas de utilización de recursos, como uso de CPU, memoria e interfaces, ayudan a identificar componentes sobrecargados, permitiendo una distribución proactiva de carga. Las herramientas de monitoreo van desde sistemas de gestión específicos de proveedores (por ejemplo, Huawei U2020, Nokia NetAct) hasta plataformas de código abierto, utilizando protocolos como SNMP (Protocolo Simple de Gestión de Red) o gRPC para la recopilación de datos. Se generan alertas cuando las métricas superan umbrales predefinidos (por ejemplo, uso de CPU superior al 80% durante 5 minutos), lo que permite una rápida resolución de problemas. El análisis de tendencias a largo plazo identifica patrones, como horarios de tráfico máximo, para informar la planificación de capacidad, agregando módulos BBU o actualizando hardware antes de que ocurra congestión. Para BBUs virtualizadas (vBBU), métricas adicionales incluyen el rendimiento de máquinas virtuales (VM) y la asignación de recursos del hipervisor. Una monitorización eficaz también implica correlacionar datos de la BBU con métricas de las RRU y la red central para aislar problemas: una caída en el rendimiento podría originarse en interferencia de la RRU más que en fallos de la BBU. En última instancia, una monitorización sólida del rendimiento de la BBU asegura una alta disponibilidad del servicio, reduce tiempos de inactividad y optimiza la eficiencia de la red, impactando directamente en la experiencia del usuario y los costos operativos.